Luis Rosales Camacho

jueves

Luis Rosales es un creador profundo que se balancea entre las denominadas generaciones del 27 y el 36. Considerado como el poeta de lo cotidiano, este humanista militante tiene en su haber una obra renovadora y libre, de hondo aliento intimista, en la que el detalle rutinario y aparentemente insignificante se reviste de un rico atuendo poético.
Testigo de las dramáticas visiones de una guerra civil cuyas consecuencias habrían de acompañarle siempre, la producción poética de nuestro protagonista constituye, en sí misma, una honesta autobiografía sentimental, en la que conviven el amor y la nostalgia, el desarraigo y la ternura, la amistad, la ironía, lo popular… En esencia, todo cuanto integra el “contenido del corazón”.

“El recuerdo se teje
Con doble hilo,
Y de cuando en cuando se recuerdan cosas
Que no han sucedido.”
(“¿De qué pie cojea el recuerdo?” – de “Canciones” -1968-1979)


Luis Rosales nació en Granada el 31 de mayo de 1910, en el seno de una familia de acentuada fe católica. Su padre, Manuel Rosales Vallecillos, de carácter conservador y liberal, era un conocido comerciante muy respetado en la ciudad, y su madre, Esperanza Camacho Corona, pertenecía a una familia de ascendencia madrileña, entre cuyos miembros se encontraba el poeta Antonio Corona Camacho, la única referencia artística familiar.
Fue el cuarto hijo de una sucesión de siete.
Sus primeras letras las aprendió en el colegio Calderón de las Hermanas de la Caridad; en 1920 comienza sus estudios de Filosofía y Derecho en la Universidad de Granada.
Su formación literaria se forma en los círculos próximos a la revista “Gallo” de Federico García Lorca.
Tras su primera lectura poética en febrero de 1930, en el Centro Artístico de Granada, establece una relación de profunda amistad con Joaquín Amigo, amigo de Lorca e intelectual prestigioso, que pone en contacto a ambos poetas, durante el verano de 1920, en la Huerta de San Vicente.
En 1932 se traslada a Madrid para continuar sus estudios de Filología en la recién formada Facultad de Letras, y gracias a las cartas de presentación de Federico García Lorca, establece contacto con Pedro Salinas y Jorge Guillén, que gratamente sorprendidos por la calidad de sus versos, le abrieron las puertas de la revista “Los Cuatro Vientos”, donde publicaría sus primeros poemas.


“…No hay noche, no hay luna, no
hay sol cuando estoy contigo,
tiemblo de quererte tanto,
tiemblo de sentirme vivo…”
(“Contigo” – Fragmentos)


De “Los Cuatro Vientos” pasa a colaborar asiduamente en la revista “Cruz y Raya”, integrándose en el círculo de los jóvenes escritores intelectuales que rodeaban a José Bergamín, y que proponían un retorno a la faz humana del mundo, a la introspección y la dimensión ética del arte y de la existencia, es decir, a la “rehumanización de la lírica”.

“Todos compartíamos un cierto cristianismo existencial, abierto a las corrientes intelectuales de la época (…) A mí me interesaban ante todo, Teilhard de Chardin y Gabriel Marcel (…) Entre los españoles, otro par: Unamuno, que fue quien más me incitó a pensar en cosas diversas, y Ortega, que fue quien me amuebló la cabeza, quien me enseñó a pensar, quien me ordenó las ideas hasta hacerlas constituir un todo” (Luis Rosales).

En 1935, bajo el título de Abril aparece el primer libro de Luis Rosales, en el que expresa el ideal de un mundo integrado y bien hecho, y en el que encontramos con una forma discursiva clave en la futura poesía de Rosales: la escritura versicular (por ejemplo Elegía).

“…Como buscarte si estás más cerca siempre.
Cuando la ternura es como un lago que nos cubre los ojos.
Cuando la inquietud no tiene nombre porque el mirar es demasía.
Cuando el hombre se siente definitivamente solo.
Yo tendré que decir que te he perdido.”
(Elegía – 1935)



El inicio de la guerra civil sorprendió a Luis Rosales en Granada donde, integrado en las filas del bando insurrecto y recién afiliado a Falange Española, no pudo salvar la vida de su amigo García Lorca, que habiéndose refugiado en su casa, fue tenido allí y posteriormente fusilado en 1936. Más tarde, en 1937, se trasladó a Pamplona para colaborar con la revista falangista “Jerarquñia”, donde publicó su poema “La Voz de los muertos”, uno de los más importantes de toda la poesía escrito en el bando franquista durante la guerra civil, en el que no encontramos ni tonalidad agresiva ni afán de victoria, un poema que fue considerado como “severo y considerable poema elegíaco, donde se prescinde de los bandos en litigio”.


“Calla. Tienes que oírla. Es la voz de los muertos…
…El amor de la muerte te quitó la hermosura,
Y el mandamiento alegre de la espiga del trigo,
Y el canto verdeante del ruiseñor, el canto
Que acrecienta la efímera duración de las cosas,
Y el espejo, o el cuerpo, de la mujer que amamos…”
(“La voz de los muertos” de “Poemas de la muerte contigua”-1936-1937)


Finalizada la contienda continuó sus trabajos filológicos. También colaboró en algunas de las revistas más significativas de su tiempo “Escorial”, a caballo entre el dogmatismo imperante y los primeros atisbos de un cierto liberalismo incipiente; y “Cuadernos Hispanoamericanos”, , de la que
sería secretario, puesto del que dimitió en 1965 ante la prohibición gubernamental de incluir un artículo de Ramón Garcilasol en el que se denunciaba una de las muchas manipulaciones que durante el franquismo se difundieron sobre el asesinato de Federico García Lorca.
En enero de 1941, con solo cinco días de diferencia, mueren los padres de Luis Rosales y éste se sume en una honda conmoción sentimental que desembocará en la promesa literaria que le hizo a su padre antes de morir: escribir un libro dedicado a su madre. Este libro será “El contenido del corazón”, se cruzó con la escritura de “La Casa Encendida” (1949), y de Rimas (1945), estableciéndose entre los tres un fértil entramado donde temas y recursos se solapan: un canto elegíaco a la figura materna y al mundo familiar desvanecido o roto, donde se reúnen recuerdos que se van borrando, familia que se aleja, amigos que han muerto, domicilios que cambian, ilusiones que ya no serán, como la necesidad de conservar el calor de lo perdido: un padre y una madre que se fueron antes de lo esperado.


“Madre, que yo he de nacer en tanto viva,
Que no te quedes huérfana de hijo,
Que no te quedes sola allá en tu cielo,
Que yo te falte yo como me faltas.”


El eje fundamental de la poesía de Luis Rosales (reunión frente a ruptura o lejanía) confluye con otro más visible, el que va de la “confianza en la memoria” a la “incertidumbre de los naufragios”, ineludibles de la vida diaria. Estos dos ejes encuentran su mayor armonía y desarrollo magistral en “La Casa Encencida” , donde se expresa la poesía de Luis Rosales: del naufragio irremediable a la memoria esperanzada, de la ruptura ineludible al deseo de confluencia o reunión.
Tras un largo paréntesis de silencio poético, Luis Rosales publicó “Diario de una Resurrección” (1979) y “La Almadraba” (1980), primer episodio de “La Carta Entera”, ambicioso proyecto poético en cuatro episodios que sólo llegaron a publicarse los dos siguiente: “Un rostro cada Ola (1982) y “El silencio universal del miedo” (1984).
Luis Rosales recibió el premio Cervantes en 1982; en 1986 la Fundación Rodríguez Acosta de Granada le concedió la Medalla de Honor.
Murió el 24 de octubre de 1992, en Madrid, en la clínica Puerta de Hierro.


“…mientras recuerdo madre,
Madre, mientras recuerdo
Que hemos vivido el mismo corazón durante largos meses,
Que yo he vivido de ti misma durante nueve meses,
Que yo…
Que tú lo sabes,
He vivido doliéndote…”
(de “La casa encendida” – 1948-1967)


“He dejado manuscritos dormitados durante muchos años. No he terminado nunca nada de lo que he empezado. Proyecto con demasiada ambición, quiero redactarlo con justeza y no me llega ni el tiempo ni la ilusión. Moriré cualquier día siendo un escritor en ciernes”.
(Confidencias de Luis Rosales en junio de 1979 cuando presentaba “Diario de una resurrección” en la librería Antonio Machado de Madrid).


Fuente de Datos:
Introducción de José Carlos Rosales a “Ayer Vendrá” – Poemas escogidos de Luis Rosales – Junta de Andalucía – Consejería de Cultura.

3 soñaron conmigo:

Chiara dijo...

Precioso artículo. En La Casa Encendida le hemos hecho una exposición por el centenario de su nacimiento y ha tenido una participación tremenda. Estamos muy orgullosos de que el nombre de nuestro centro proceda de él. Aquí te dejo algunos álbumes de fotos que hemos publicado por su centenario.

http://www.flickr.com/photos/obrasocialcajamadrid/sets/72157623989532016/
http://www.flickr.com/photos/obrasocialcajamadrid/sets/72157624180715558/

Un saludo,
Chiara

Chiara dijo...

Precioso artículo. En La Casa Encendida le hemos hecho una exposición por el centenario de su nacimiento y ha tenido una participación tremenda. Estamos muy orgullosos de que el nombre de nuestro centro proceda de él. Aquí te dejo algunos álbumes de fotos que hemos publicado por su centenario.

http://www.flickr.com/photos/obrasocialcajamadrid/sets/72157623989532016/
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Un saludo,
Chiara

Akael dijo...

Gracias por los enlaces Chiara, son una verdadera maravilla.

Disculpa si no he contestado antes a tu comentario, estuve unos días de vacaciones.

Saludos,

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